domingo, 13 de diciembre de 2015

MADRECITA DE GUADALUPE


Hoy, pues como no hablar de una de las advocaciones más importantes y más queridas para América Latina y el mundo, como no hablar de la morenita, la patrona de América, el sol del Tepeyac, nuestra Madre de Guadalupe. Qué no solo es una advocación más, es la mujer que transformó la historia de América y hoy por hoy sigue transformando la vida de los pueblos que se acogen a ella.

En el momento de su aparición, transformó la historia del pueblo indígena de México, evitando que murieran, cientos, miles de indígenas y reconcilió a la Iglesia de España con este pueblo que estaba sufriendo tantos y tantos atropellos.

Con respecto a otras apariciones de María, el mensaje de la Virgen para Juan Diego no es muy extenso, al menos no en Palabras. Recordemos que ella le habló directamente a los Indígenas en su dialecto, con sus tradiciones, con toda la simbología que hacía parte de su cultura. Hay una característica de la Virgen de Guadalupe, que no deja de turbarme, cada vez que pienso en ella. Además de todas las cosas que hay a su alrededor, y que si habláramos de cada una, no nos alcanzaría el tiempo; entre todo el códice que representa su imagen, en el vientre de la virgen de Guadalupe, hay una flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin y es el símbolo principal en la imagen de la Virgen, es el máximo símbolo nátuahl y representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del espacio y del tiempo.
Esta flor no solo fue un mensaje para todos los indígenas, fue un mensaje a las mujeres indígenas. Estas mujeres, por tradición de su pueblo, tenían que sacrificar a sus hijos para los dioses y deidades, para evitar ambrunas o guerras y en el momento de la aparición al existir tantas muertes de los indígenas a manos de los españoles, el número de niños sacrificados era muy alto, por lo que el mensaje iba directamente a esas mujeres.

María les dijo de manera explícita: El hijo que llevo en mi vientre es el hijo del sol, el único Dios verdadero y yo lo entregué en sacrificio para la salvación del mundo, su muerte nos trajo la vida y ya no es necesario que sacrifiquen más sus hijos. Entiendo su dolor, entiendo cuanto se sufre con la pérdida de un hijo, por eso no tienen que sacrificar más sus hijos, con el sacrificio del hijo del único Dios, ha quedado saldada toda deuda y se ha redimido la humanidad.

Es por eso que María de Guadalupe es la patrona de los no nacidos, porque estos niños que a diario son abortados en todo el mundo, son la representación del sacrificio de una sociedad del descarte, como lo ha dicho el Papa Francisco, que ya no valora la vida y lo que representa. Una sociedad que se está quedando estéril, donde la vida ya no florece y donde lo verdaderamente importante ha perdido su valor.

Por eso el mensaje de la Virgen de Guadalupe va también a todas las mujeres del mundo, no es necesario más sacrificios, yo hice el único sacrificio redentor y por el futuro, no te preocupes, “NO ESTOY AQUÍ QUE SOY TU MADRE?”

Hoy quiero hacerle un homenaje a esta Morenita, tan cercana, tan querida por todos, porque que con su aparición, no solo cambió la vida de esos indígenas, que después de su aparición se convirtieron por millones, contrarestando todos los fieles perdidos por la reforma de Lutero; sino que aún cambia de la vida de millones y millones de personas en el mundo, que la conocen y la aman y que a través de su mensaje, se acercan a Cristo, centro de nuestra historia.

Yo tengo un cuñado, que tuvo la fortuna de ir al templo dedicado a la Virgen de Guadalupe, en el cerro de Tepeyac, y nos contaba a su regreso, que cuando se acercó al altar donde está la imagen original de la Virgen, había un campesino arrodillado, hablando con la imagen como se habla con una madre. Las palabras del campesino no eran elaboradas u oraciones preparadas, hablaba del corazón y hablaba con tal naturalidad y confianza, que todo lo que decía le salía verdaderamente del corazón. Esa es nuestra madre del cielo, ella es cercana a nosotros, nos ama, somos sus hijos y es nuestra madrecita, la bella mujer que nos acerca todos los días a Dios.

Y con San Juan Pablo II quiero terminar con la siguiente oración:

"Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! 
Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.


Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor.
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena felicidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos"



domingo, 6 de diciembre de 2015

GRACIA FECUNDA, LA INMACULADA CONCEPCIÓN




El 8 de diciembre también concluía el Concilio Vaticano II y el Papa Pablo VI declaraba a María “Madre de la Iglesia” y le encomendó todas las conclusiones de este Concilio que guía a la Iglesia desde entonces. En la homilía de clausura, Pablo VI habló de la siguiente manera de la Madre de Dios, la nombró como la criatura en la cual se refleja la imagen de Dios, con total nitidez, sin ninguna turbación, como sucede, en cambio, con las otras criaturas humanas". El Papa afirmó también: "Así, fijando nuestra mirada en esta mujer humilde, hermana nuestra, y al mismo tiempo celestial, Madre y Reina nuestra, espejo nítido y sagrado de la infinita Belleza de Dios.

Y es que María no es una improvisación de Dios. Así como son de infinitos los planes de Dios, así de infinita es “mirada”, por eso desde el inicio de los tiempos, puso sus “ojos” por así decirlo en María, ella estaba en la mente de Dios desde siempre y siglo a siglo, como dice la canción, desde siempre el Señor la preparó, sin mácula, bella entre todas las mujeres, bendita en todas las generaciones.
¿Cómo no amar a María, si Dios mismo la amó desde siempre? Pero María no se quedó ahí, demostró en toda su vida de qué material estaba hecha. La inmaculada, la hija predilecta del Padre, reconcilió al mundo con Dios con su fe y su obediencia. Esto nos demuestra día a día, que el mundo no le pertenece a los poderosos, a los que tienen en sus manos las riquezas del mundo, el mundo le pertenece a los valientes, a los que confían en el Plan de Dios, a los humildes, a los que esperan, a los que aman sin cansancio. Eso lo enseña María, la inmaculada desde su concepción.

Quisiera recordar las palabras de Benedicto XVI en la fiesta de la Inmaculada en el año 2012:
María es la Inmaculada por un don gratuito de la gracia de Dios, que encontró en Ella perfecta disponibilidad y colaboración. En este sentido es «bienaventurada» porque «ha creído» (Lc 1, 45), porque tuvo una fe firme en Dios. María representa el «resto de Israel», esa raíz santa que los profetas anunciaron. En ella encuentran acogida las promesas de la antigua Alianza. En María la Palabra de Dios encuentra escucha, recepción, respuesta; halla aquel «sí» que le permite hacerse carne y venir a habitar entre nosotros. En María la humanidad, la historia, se abren realmente a Dios, acogen su gracia, están dispuestas a hacer su voluntad. María es expresión genuina de la Gracia. Ella representa el nuevo Israel, que las Escrituras del Antiguo Testamento describen con el símbolo de la esposa. Y san Pablo retoma este lenguaje en la Carta a los Efesios donde habla del matrimonio y dice que «Cristo amó a su Iglesia: Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para presentarse a Él mismo la Iglesia toda gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada» (5, 25-27).

Los padres de la Iglesia, desarrollaron la misma visión, por eso declararon a María con la Inmaculada, no solo porque María no tiene mancha ante Dios, sino porque su gracia, la llevó mucho más allá del actuar normal del hombre que no cumple con la voluntad de Dios. En María la gracia se hace fecunda en la obediencia y nos lleva a preguntarnos, qué hacemos con los dones que Dios nos ha dado.

Hoy le pedimos a María, que fortalezca nuestro espíritu, para hacer vida las gracias que recibimos día a día, para trascender y volver nuestra vista al Padre. Es allí donde nuestra vida, sale de lo común y se vuelve una vida con sentido. Así como María, queremos ir más allá, más allá de lo que Dios nos pueda dar y transformarlo para el bien de los demás.
También a nosotros se nos ha otorgado la «plenitud de la gracia» que debemos hacer resplandecer en nuestra vida, porque «el Padre de nuestro Señor Jesucristo —escribe san Pablo— nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales (...), nos eligió antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables (...), y nos ha destinado por medio de Jesucristo (...) a ser sus hijos» (Ef 1, 3-5). 

Hoy las palabras se quedan cortas para honrar a María, ella que nos dio la Luz del Mundo, nos anime a seguir firmes en la fe, que ella interceda ante Dios, para que nos ayude a celebrar con fe la Navidad del Señor, ya cercana. Que ella nos inunde con su gracia y nos haga obedientes hasta el final. Les deseo a todos una feliz fiesta de la Inmaculada concepción, fiesta propicia para reflexionar sobre nuestros dones y lo que estamos haciendo con ellos, fiesta para ponernos en sintonía con Dios, para alejarnos del mundo que quiere mostrarnos que lo importante es lo material y no las cosas del cielo y por contrario acercarnos a Dios, causa de la verdadera alegría.


domingo, 4 de octubre de 2015

San Francisco de Asis y la Santísima Virgen María


Qué podemos decir del Santo que hoy celebramos?, tal vez el más querido por muchos a través de la historia, tal vez el que ha influido más en la vida de la Iglesia, la verdad, uno de los Santos más importantes en todos los tiempos. San Francisco de Asis, el Santo pobre, amante de la naturaleza, tremendamente espiritual y sin lugar a dudas, el Santo que vivió la devoción mariana de una manera muy particular.

Pero esto último lo afirmamos, no por sus extensos escritos marianos, sino por su espiritualidad tan profunda, que no se cansaba de manifestar a todos sus hermanos.

La Orden franciscana siempre ha tenido unos lazos muy especiales con la bienaventurada Virgen María, hasta el punto de ser contado entre las órdenes marianas surgidas en la Edad Media. Origen de estos lazos profundos es la experiencia espiritual de Francisco, el cual "rodeaba de amor indecible a la Madre de Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la majestad. En su honor cantaba alabanzas especiales, le dirigía oraciones y le ofrecía afectos tantos y tales que ninguna lengua humana puede expresar. Mas, lo que más nos llena de gozo, es que la constituyó Abogada de la Orden y puso bajo sus alas a los hijos que estaba para dejar, para que encontrasen en ella calor y protección, hasta el final" (2Cel., 198).

La profunda devoción y piedad mariana del Santo de Asís es evidente desde la época de su conversión: Bernardo de Quintavalle, que lo hospedó algunas veces en su casa, observando su comportamiento, "lo veía pasar las noches en oración, durmiendo poquísimo y alabando al Señor y a la gloriosa Virgen su Madre, y pensaba, lleno de admiración: 'Realmente, este hombre es un hombre de Dios" (2Cel., 24).
Su amor especial por la Madre del Señor se manifiesta también en la elección de residir en la Porciúncula, "una iglesita dedicada a la santísima Virgen: una construcción antigua, pero entonces del todo descuidada y abandonada. Cuando el hombre de Dios la vio tan abandonada, empujado por su fervorosa devoción por la Reina del mundo, puso allí su morada, con intención de repararla. Allí gozaba a menudo de la visita de los Ángeles, como parecía indicar el nombre de la iglesia misma, llamada desde antiguo Santa María de los Ángeles. Por eso la eligió como residencia, por su veneración por los ángeles y su especial amor por la Madre de Cristo" (L.Mayor, II,8).

Francisco amaba de manera particular aquel lugar, lo amaba "más que todos los demás lugares del mundo. Aquí, en efecto, conoció la humildad de los comienzos, aquí progresó en las virtudes, aquí alcanzó felizmente la meta. En el momento de la muerte recomendó este lugar a los frailes, como el más querido de la Virgen" (Ibid.), "porque quería que la Orden de los Menores creciera y se desarrollara, bajo la protección de la Madre de Dios, allí donde, por méritos de ella, había tenido su origen" (L.Mayor, III,5). El autor de la vida de S. Clara añade: "Este es aquel lugar famoso donde dió comienzo el nuevo ejército de los pobres, guiado por Francisco, de modo que apareció claramente que fue la Madre de la Misericordia la que dió a luz en su morada a una y otra Orden" (L. S.Clara, 8).
Pero como dije al comienzo, la espiritualidad mariana de Francisco no viene del conocimiento, porque todos sabemos que no fue un “teólogo”, en el sentido estricto de la palabra, más bien fue un santo con profundas raíces espírituales. 

Cómo lo afirma el hno. José Alvares, de la orden de frailes menores capuchinos: “Decir que San Francisco no fue un teólogo de escuela resulta ya un tópico, pero es verdad. Él no es un teólogo, es un lugar teológico, diríamos. Por eso, cuando nos acercamos a él para tratar un tema, uno se encuentra desarmado, porque sus escritos son breves, no tiene una doctrina sistematizada ni tesis doctrinales desarrolladas.

Francisco es un sentidor, un creyente lleno del Espíritu Santo, un testigo que nos ha transmitido una experiencia y nos invita a sus hermanos a reproducirla en nuestras vidas. San Francisco se definió simple e iletrado, pequeñuelo, siervo, heraldo del gran Rey. No lo dijo, pero podía haber dicho que fue también el heraldo, el pregonero de la Virgen, su caballero amante, de la que predicó mucho y escribió poco, pero, quizás, en ese poco dijo todo lo que se puede decir y predicar de la Virgen María”

Lo de Francisco transciende el sentimentalismo; es devoción auténtica, y es amor filial motivado por lo que es nuclear en la Virgen María: su maternidad. Esta es la motivación que explica todo lo que Francisco siente, vive y nos transmite cuando habla y cuando escribe. Dice su biógrafo Celano que «le tributaba peculiares alabanzas, le multiplicaba oraciones, y le ofrecía afectos tantos y tales como no puede expresar lengua humana. ¡Ea, abogada de los pobres!, cumple con nosotros tu misión de tutora hasta el día señalado por el Padre»

Pero qué sería de la Teología sin Dios?. No podemos afirmar algo conceptualmente, sin encontrar el origen de todo en la experiencia de Dios, esa misma que Francisco tiene tan arraigada y profundamente fundamentada. Así es su experiencia mariana, más allá de las palabras, más allá de cualquier escrito Francisco, amaba a María, veía en ella todas las virtudes y cualidades de un auténtico cristiano: Su filiación a la Santísima Trinidad, su obediencia, su entrega sin reparo, su espíritu firme y fuerte como una roca, su amor maternal que atrae y no suelta, su pobreza sin par, porque para Francisco, María “la señora pobre”. No es una mujer cualquiera, es una señora, en todo el sentido de la expresión y es pobre, no solo en las pocesiones, sino en el espíritu, en la entrega y la docilidad.

Hoy queremos darle gracias a Dios por este Santo y su grandiosa experiencia mariana, porque nos enseña que a María no solo se la estudia, se la vive, se la ora, se la incluye en la vida misma y sobre todo, se la ama porque es ella el camino más seguro hasta Dios.
Aquí una alabanza a la Santísima Madre del Redentor, la llena de gracia, por nuestro amado padre San Francisco.

"¡Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios,
María virgen hecha Iglesia,
elegida por el santísimo Padre del cielo,
consagrada por él con su santísimo Hijo amado
y el Espíritu Santo Defensor,
en ti estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien!
¡Salve, palacio de Dios!
¡Salve, tabernáculo de Dios!
¡Salve, casa suya!
¡Salve, vestidura suya!
¡Salve, esclava suya!
¡Salve, Madre suya!
y ¡salve, todas vosotras, santas virtudes,
que por la gracia e iluminación del Espíritu Santo,
sois infundidas en los corazones de los fieles,

para hacerlos de infieles, fieles a Dios!"

domingo, 20 de septiembre de 2015

SAN JUAN BOSCO Y LA VIRGEN MARÍA






En 1815 Napoleon Bonaparte, emperador de los franceses, que con tanta jactancia había llevado a sus ejércitos victoriosos, haciendo temblar toda Europa, obcecado por el orgullo, quiso someter también a la Iglesia y se atrevió a llevar prisionero a Fontanebleau al Papa Pío VII. Este le envió la excomunión. El Emperador se rió y dijo: Tal vez la excomunión del Papa podrá hacer caer los fusiles de mano de mis soldados siempre victoriosos!! .... En la campaña militar de Rusia sufrió la tremenda derrota en Waterloo justo porque por el frío les caían los fusiles de las manos congeladas... El astro napoleónico ya se eclipsó... "Dios depone a los poderosos de sus tronos y exalta a los humildes" (Magnificat).

En el mismo año 1815 apareció un nuevo astro destinado a irradiar una luz benéfica para toda la humanidad: SAN JUAN BOSCO

Nació de una familia humilde el 16 de Agosto de 1815 en un pueblito "Y Becchi, Turin, Italia, Su santa madre "mamá Margarita" fue educándolo a la fe protegiéndolo de la prepotencia de su hermano mayor Antonio, que no quería que él estudiara...

El niño quedó huérfano por la muerte del padre, pero bajo el cuidado de la madre, fue creciendo en edad y en gracia como el niño Jesús, lleno de ansia de santidad y de apostolado.

Tiene grande importancia el Sueño-Visión a los 9 años...

Vio un campo lleno de animales feroces, que al rato se transformaron en corderitos. Vio un campo lleno de niños y muchachos, que peleaban, blasfemaban... Indignado Juanito empezó a darles patadas y golpes a derecha y a izquierda. Pero el personaje que apareció lo paró de inmediato diciéndole:.." Juanito, no con golpes, sino con la bondad y la mansedumbre puedes transformar a estos niños y jóvenes en corderitos...". Juanito lloró, no sabiendo cómo hacer. El Personaje le dijo: "...Juanito, yo te daré la la guía y la maestra"...En el momento le apareció la Virgen vestida de blanco y de azul... Terminó el sueño: Juanito comprendió la misión a la cual lo destinaba Dios: salvar a la juventud... La Virgen Auxiliadora fue acompañándolo en la adolescencia hasta entrar al seminario de Chieri, hasta el sacerdocio (año 1840).

"La Virgen María indicó a Don Bosco su campo de acción entre los jóvenes, y lo guió y sostuvo constantemente. Decía: “Creemos que María está presente entre nosotros y continúa sumisión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los cristianos"

María es, para él, una persona viva y operante que ilumina su camino, sostiene sus esfuerzos
y le ayuda de muchas maneras, incluso en ocasiones de manera extraordinaria. No podemos considerar a Don Bosco únicamente como el propagador e impulsor de la invocación de "Auxiliadora de los cristianos". Sólo captaremos la experiencia mariana de Don Bosco si analizamos la trayectoria de su vida y admiramos su confianza personal en María, "Pastora y Maestra". Maestra concedida por quien es el verdadero "Maestro", Jesús, el Señor, a quien Don Bosco siguio con firmeza y decisión
La Basílica de María Auxiliadora en Turín fue el monumento material de la gratitud de Don Bosco a la Virgen que "lo había hecho todo..." La construcción de ese maravilloso templo fue milagrosa. Cuando el constructor suspendió los trabajos por falta de pago, Don Bosco quiso pagarle: "Abra las manos...."....Don Bosco arrojó en las manos todo el dinero del monedero (0,40 centavos de aquellos). El constructor se puso pálido...."Esto, " dijo el santo "es lo que puede pagar el pobre Don Bosco, pero pronto lo hará la Virgen y mandará dinero no sólo para la construcción del templo, sino también mandará dinero para la construcción de un gran edificio, para niños pobres"..... y comenzaron los milagros.

Pero, ¿por qué Don Bosco llama a la Santísima Virgen, “María Auxiliadora”? ¿es sólo por su carácter de intercesora de los hombres en los favores que solicitan de Dios mismo? Creo que no, el titulo puesto por el Santo, va mucho más allá de eso. Su fe en María tiene raíces muy fuertes en toda su vida espiritual, nos muestra cómo a través de la confianza y la constancia, la continua búsqueda de Dios, uno se encuentra con mucho más que una devoción o veneración a la Virgen María. Uno se encuentra en el camino de su fe con una Mujer, en todo el sentido de la palabra, una mujer que encierra en su corazón la valentía, la fuerza, la decisión y sobre todo el arraigo a los valores más profundos y fundamentales del ser humano.

Nadie convierte a María en su “Auxiliadora”, si no ha tenido una experiencia de Fe, primero en Cristo y luego en su madre. Aunque no muchas veces en ese orden. Los caminos del Señor son extraños y esto es algo extraordinarios, porque una de las cosas en las que he creído profundamente es en la enorme capacidad, la infinita capacidad de nuestro Dios, de sorprendernos cada día. Allí es donde entra en escena su madre: Dios nos sorprende todos los días, en el Auxilio de María.
Sé que muchas personas acuden a María en las dificultades y no está mal hacerlo, necesitamos exponer nuestras miserias y buscar ayuda constantemente y no es que no tengamos a Dios para trasladar nuestras necesidades, es que con María hemos encontrado un corazón maternal que nos acoge, que nos acepta, que nos busca constantemente y en el silencio de la espera, nos muestra las maravillas que el Señor puede hacer en nosotros.

Cuando veo a mis hermanos de la Legión de María rezar con tanta devoción ante María, cuando veo el amor y profundo respeto a esta Madre Portentosa, el cariño que en sus palabras, que demuestra una fe viva, entiendo por qué María es tan importante para los Cristianos, necesitamos de ella, necesitamos de su auxilio, necesitamos de su presencia amorosa en este camino de Fe, que el Señor nos ha puesto delante.

Pero su auxilio no se queda en ella, como lo hacen los seres más elevados, su auxilio nos lleva a fundamentar nuestra experiencia con Dios en la oración, en la constancia, la disciplina y a formarnos en el amor.

Don Bosco lo sabía, por eso nunca se separó de su madre, para él María fue su maestra en la fe, su Reina, el Auxilio de los Cristianos. Para el Santo, María Auxiliadora es la protectora, la intercesora por excelencia, nuestra compañía, nuestro amparo y nuestro gozo.

Una de los pensamientos de Don Bosco, decía: “Se atrapan más moscas con una cucharadita de miel que con todo un barril de vinagre”. Y es que María es ese poco de Miel, no es ostentosa, es sencilla y simple, pero con la fuerza natural de una excelentísima mujer, fuerza con la que nos atrae y nos lleva “pegados” a ella, para finalmente fundirnos en el gran océano de Dios.


Hoy decimos con San Juan Bosco, María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.

domingo, 24 de mayo de 2015

MARÍA, REINA DE LA IGLESIA


Nuestra Madre María, fue la madre de Jesús, estuvo en todos los momentos de la vida de su hijo, incluso en el dolor y el sufrimiento. Después de la Muerte y a pesar del gran acontecimiento de la Resurrección, los primeros cristianos estaban dispersos, temeros y evidentemente, aún no podían ser la verdadera Iglesia de Cristo. Hacía falta el Espíritu de Dios para que naciera esa Iglesia.
En el libro de los hechos, en el capítulo primero, se nos dice “Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María la madre de Jesús”.  Con todo el miedo que tenían y toda la incertidumbre por el futuro de sus vidas, los primeros Cristianos sabían que la oración, los mantenían en contacto con Dios. Pero este pasaje nos enseña mucho más que eso: es necesario que nuestra oración esté acompañada, es necesario reunirse en comunidad para orar y sobre todo, es muy importante que no estemos solos en la Oración, es necesario que traigamos a María, la madre de Jesús.

Por qué en los Hechos no simplemente incluye a María en las mujeres que acompañaban la oración?, pues precisamente la figura de Maria fue muy importante para los primeros cristianos, porque en su presencia, permanecía la imagen de Cristo. Los apóstoles y los cristianos se sentían respaldados con María, ella los congregaba, los reunía en torno a Cristo.

Es por eso que no debemos alejar de nuestra oración a María, porque ella nos reúne en caridad y nos hace partícipes del Espíritu, porque el Espíritu Santo, no llega a uno ni a dos discípulos solos, llega cuando están en comunidad, escondidos, atemorizados, pero en comunidad.

Todos los movimientos católicos que se reúnen en torno a María, como la Legión de María, Lazos de amor mariano, y tantos otros dispersos en el mundo, lo hacen como los primeros cristianos, porque en torno a ella, la presencia de Cristo se hace más fuerte, porque en torno a ella, reciben el Espíritu Santo.

Gracias María por congregar las primeras comunidades, porque si se hubiesen disperso esos primeros cristianos temerosos y angustiandos, la promesa de Cristo, de enviar al Espíritu no se hubiese cumplido.

Gracias María porque nos sigues congregando en Torno a Cristo y en esas comunidades, se hace visible el Espíritu de Dios, que amalgama para siempre a los Cristianos y no deja que el ruido del mundo los disperse.

Es importante traer en nuestras oraciones a María, porque ella que es la llena de gracia, hará que se fortalezcan esos lazos de comunidad y es en esas comunidadade donde el Espíritu se manifiesta.

Por eso María es la madre de la Iglesia, no solo porque su hijo Jesucristo la entregó al discípulo en la cruz, sino porque su presencia congregó a los discípulos y la primera Iglesia, para que a través del Espíritu Santo, la Iglesia naciera y no hubiese nada que la destruya, hasta que vuelva Cristo.

La presencia de María en el Cenáculo es solidaridad activa con la comunidad de su Hijo. Ella anhela también con fuerza e implora la venida del Espíritu.

Pentecostés con la venida del E.S. sobre aquella comunidad cristiana congregada en el Cenáculo marca el comienzo de los hechos de los Apóstoles, el comienzo de la evangelización, de la difusión y propagación de la Iglesia.

Este crecimiento y expansión eran debidos a la fuerza del Espíritu, que habían recibido los apóstoles, pero María estaba allí presente con su oración y fe. Y lo mismo que participó en la formación de Cristo en Nazareth, participa ahora con su presencia orante en el nacimiento y expansión de la Iglesia y en su misión evangelizadora.

Y María sigue siendo la fuerza de la Iglesia, recordemos que la aparición de María de Guadalupe en México, hizo que se conviertieran más cristianos de los que se habían perdido en la reforma. El papel de María no se quedó en el Cenáculo, Jesús nos sigue congregando a través de ella, porque con la venida del E.S. María es partícipe de la fundación de la Iglesia, y así como el E.S. María nunca abandonará la obra mas grande de Cristo: LA IGLESIA.

domingo, 3 de mayo de 2015

MARÍA, SIERVA Y AMIGA DE DIOS


En Lucas 7, 16, el Señor nos dice: “De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os mandaron, decid: Siervos inútiles somos, hicimos lo que teníamos que hacer”.
¿Qué significa ser un siervo del Señor?

Muchas veces, no somos muy felices en nuestros trabajos, muchas personas trabajan por obligación y su trabajo, en lugar de ser un aliciente, es una carga pesada de llevar. Los días en el trabajo se hacen eternos, no vemos el momento en que el reloj marque la hora de salida y vivimos amargados por todo lo que a diario vivimos en el trabajo. Tristemente, esa es la realidad para muchos.

Pero el trabajo es importante para el hombre, lo dignifica, eleva su valía y lo pone al servicio de los demás. Es nuestra concepción del trabajo lo que muchas veces nos impide ver que lo que hacemos, por más difícil que sea, es una gran oportunidad de servir y de ser mejores personas.
No quiero decir que nos conformemos con lo que tenemos y aceptemos nuestra actual condición para ser felices, porque como cristianos sabemos que nuestra vida es un camino que nos lleva al valor más grande que es Cristo, y Cristo quiere vernos felices y realizados, esa es su voluntad. En este camino debemos avanzar y buscar siempre estar mejor.

Uno escucha mucho una expresión que infiere un desprecio hacia el trabajo “trabajamos como siervos”. Pero es María la que nos muestra cual es el verdadero significado de ser un “esclavo”
El mismo Señor Jesús nos dice, “ya no los llamo siervos, sino amigos”, entonces, por qué María le responde al Angel, que ella es la esclava del Señor?, acaso ser esclavos no es a lo que nos llama el Señor. La verdad, es que en este camino de fe que los cristianos vivimos, el ser esclavos es el primer paso para ser amigos. Es María la que afirma que es la esclava, no son las palabras del Angel, son las palabras de María, es su forma de decir Sí, de aceptar la voluntad del Señor, de aceptar lo que en ese preciso momento, el Señor le pedía.

Ser esclavo, es una actitud que escoge María y es Dios, que la eleva por encima de todas las mujeres y la hace partícipe del más grande Misterio, el misterio de la Redención de la humanidad. Al auto proclamarse la “Esclava”, deja ver que está dispuesta a todo, que asume todo lo que ese camino de redención supone, que se entrega única y completamente a la misión que Dios le encomienda.

Lo que nos enseña María es que para ser amigos, primero debemos ser esclavos. Así también en el trabajo, María nos invita hoy a entregar todo de nosotros en el trabajo que tenemos, a ser siervos de los demás en lo que hagamos y aunque ese sea nuestro trabajo, nuestra “obligación”, porque es lo que tenemos que hacer, el Señor verá en nuestros corazones y seremos dignificados en lo que hacemos, y seremos amigos de la sociedad a través de nuestro servicio, seremos amigos de Dios, amigos que buscan hacer su voluntad, como lo hizo María, que a pesar del camino de dolor que vivió y de todas las dificultades que tuvo que pasar, hizo lo que tenía que hacer y por eso Dios la hizo su amiga, partícipe de su gracia y de su amor. 

domingo, 19 de abril de 2015

UN CRISTIANO CON MARÍA


Evidentemente todos los que nos llamamos “cristianos”, tenemos como centro a Jesús, su Palabra y su Eucaristía. Creemos en la Trinidad y esperamos en la misericordia de Dios, nos importa el mundo y tenemos la misión de amar a nuestros hermanos.

Un verdadero cristiano, hace la voluntad del Padre y lleva el Mensaje de Dios a todos los confines de la Tierra. ¿Pero se puede ser cristiano sin María? Ya el Papa Francisco hace unos días, nos había dicho que un Cristiano sin María es un cristiano huérfano, pero entonces, por qué María es tan importante en la vida de un Cristiano?

La verdad es que no somos cristianos perfectos, por más que lo intentemos, nuestra naturaleza humana hace que pequemos todo el tiempo. Nos falta misericordia y nuestra vida no siempre es la mejor.

Esta semana estaba en un velorio en el que la familia se hallaba dividida. La mujer que había fallecido, fue una mujer muy creyente y amaba mucho a la Santísima Virgen María, pero uno de sus nietos confesaba otra fe y junto con los de su credo había organizado una oración alrededor de su féretro. Como legionaria y familiar de la difunta, quise hacer también oración, pero no para hacerle “competencia” a su nieto, sino porque pensé que tal vez ella hubiese querido que en su muerte alguien se acuerde de su “Madre Santísima”; e hice el rezo del santo rosario. Los familiares que confesaban otro credo, lógicamente se enojaron y cortaron la oración, se notaba que estaban inconformes.

Entonces se me acercó un señor y me dijo que no me preocupara, que todos seguíamos a Dios y que eso era lo que importaba, a lo que respondí que era cierto. Pero luego me dijo, “es que los católicos son diferentes a los cristianos en la vida que llevan”, me dijo que mientras los cristianos eran personas que trataban de seguir las enseñanzas de Cristo y tenían una vida más ejemplar, los católicos eran borrachos, violentos, personas que no cumplían con sus deberes, en definitiva, malas personas.
En ese momento recordé a la mayor parte de los católicos que conozco, que son personas completamente ejemplares, incluso tengo el honor de conocer personas maravillosas, hombres y mujeres entregados a Dios, personas muy cercanas a la santidad; y me sentí muy triste por lo que dijo el hombre. Así que le dije “tal vez esos que usted me nombra no son buenos católicos, tal vez no son verdaderos creyentes”.

No quise seguir discutiendo, porque pensé que esa visión que tiene el mundo del católico, muy expandida últimamente, debía combatirla, no con palabras sino con testimonio de vida. Pero me quedé pensando si estar con María, realmente hacía la diferencia y empecé a pensar en la vida de la mujer que había muerto: Una mujer entregada a su familia, de esas madres que han dado su vida por los suyos, pero no solo eso, una mujer muy creyente y sobre todo muy apegada a María.
Entonces, pensé que María, hace la diferencia en un Cristiano. Un verdadero mariano, debe ser un mejor católico. Un verdadero hijo de María, tiene por centro a Jesús, un verdadero mariano, tiene una vida ejemplar.

Puedo decir con toda certeza, que mil veces me he alejado de Dios y mil veces mi Madre Santísima, me ha acercado a él. Cuando siento que no estoy haciendo bien las cosas o cuando siento que lo que vivo, no me deja avanzar, levanto mis ojos a María y ella, siempre hace que regrese.

Cuando pienso que puedo sola, cuando confío en mis fuerzas y me vuelvo orgullosa y autosuficiente, levanto mis ojos a María y ella nuevamente me centra en Jesús. María ha sido mi madre, pero también ha sido mi maestra y mi reina. Me enseña a ser  mejor, con su ejemplo me impulsa a seguir a Jesús y con su amor, que no es una ilusión para mí, sino una realidad palpable; todos los días me cuida me protege e intercede por el Espíritu, para tomar las decisiones más acordes a Dios.


¿Gracias a María soy un mejor cristiano?, la verdad es que sí, tal vez pueda ser un buen seguidor de Cristo sin maría, pero como mi humanidad no me deja muchas veces hacer lo mejor, es María la que me atrae nuevamente, la que me hace crecer, la que hace más fuerte mi fe. Necesito de María, porque, ¿cómo no necesitar de una madre, si las madres son las que nos dan la vida? y para mí, mi nacimiento en Cristo estuvo ligado a mi Madre celestial y mi vida en Cristo, está evidentemente ligado a María. Como dijo la encíclica Evangelii Gaudium: "María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura"

domingo, 12 de abril de 2015

MARÍA ME CAUTIVÓ


Después de esta Semana de Pascua, quisiera empezar en este día con una serie de reflexiones marianas, centradas en el camino de amor a María, en cómo nosotros creyentes en Cristo, podemos fortalecer nuestra fe en  nuestro Dios, de la mano de María. Ser “mariano” no es un título distintorio, es una forma de llegar a Jesús. El camino del Cristiano está lleno de dificultades y de alegrías, está marcado siempre por la lucha y por el sacrificio, pero ante todo está repleto de la infinita Misericordia del Señor, manifestada también en su madre.

Hoy precisamente celebramos el día de la Misericordia, y María conoció y vivió muy de cerca con la única y verdadera Misericordia, encarnada en la persona de su hijo. Jesús en su infinita misericordia, para que no quedásemos solos, como huérfanos, nos dejó a su Madre y no quedando contento con esto,  la hizo Madre nuestra. María también sabe de Misericordia, porque vio los frutos de la misericordia en los discípulos y en las personas con las que Jesús se encontraba.

Pero, como llega un Cristiano a ser Mariano. Ante todo debemos saber que antes que nosotros escojamos a María, es el mismo Dios que la escogió para nosotros. La eligió desde el principio y la consagró como la Llena de Gracia y luego la dio por madre de su unigénito y no quedando satisfecho con esto, Jesús en la cruz nos la entregó como Madre. Es Dios que nos llama a estar con ella, así como siempre “nos ama primero”, siempre nos da lo mejor, primero.

Cómo llegamos a María, pues irónicamente, aunque ella sea la que nos lleve a Dios, es el mismo Dios que la escoge como su madre y también nuestra madre. Dios es grande en su misericordia y sabe que la figura materna en cualquier persona es sumamente importante, por eso nos dejó a su misma madre, aquella que conoció desde que era un niño y aquella que formó desde el vientre para ser anunciadora de la verdad.

Pero aparte de que nuestro Dios piensa en nosotros y en nuestra orfandad, es María la que nos cautiva, es María la que sin hacer muchos cálculos o tener pensamientos refinados, con su amor, que es de madre y de hija predilecta de Dios, nos cautiva, nos enamora, nos acoge como hijo. Hoy quiero decirles a todos, que para ser marianos, no requieren de muchos planes o prospectos, porque es María la que nos cautiva, es maría la que nos muestra el verdadero rostro de Dios, porque fue ella quien tuvo a su hijo en su seno y participó de forma directa de la gran obra de la Salvación.


Es María la que nos conduce al amor, y así como dice la canción que vamos a escuchar a continuación, es María la que nos “cautiva”, la que con su amor de Madre, deja que sus hijos se acerquen a ella, deja que reconozcamos a la Persona de su hijo a nuestro Señor y Salvador.

MARÍA DE NAZARET, 
MARÍA DE NAZARETH, 
MARÍA ME CAUTIVÓ, 
HIZO MÁS FUERTE MI FE Y POR HIJO ME ADOPTÓ. 
A veces cuando me pongo a rezar,
en mis pensamientos vuelvo a soñar
 y con sentimiento empiezo a cantar: 
María de Nazaret. 
La Virgen a quien Dios Padre eligió,
por Madre del Hijo Santo de Dios, 
María que nos conduce al amor 
María de mi Señor. 
Mujer que trajiste el don de la paz, 
de todos los hombres Madre serás, 
en nuestro camino siempre estarás, 
llevándonos a Jesús. 
María que vio a Jesús caminar, 
María que te ha enseñado a hablar, 
María la que sabía escuchar, 
María de Nazaret....
(P. Zezinho)

domingo, 5 de abril de 2015

MARÍA COMPAÑERA EN EL DOLOR Y EN LA ALEGRÍA


Todas las madres sabemos que la vida de familia está compuesta por días dolorosos, pero también de días maravillosos, como pudo ser para María este domingo de Resurrección. Generalmente cuando las dificultades tocan a nuestra puerta, recordamos lo días felices y queremos desistir de este dolor. Pero con María fue diferente, parecía tan dispuesta a lo que le pasó a Jesús después de su entrada triunfal en Jerusalem, que su valor y su fortaleza nos asombra todos los días.

Por eso es que María es tan cercana a los Cristianos, porque sabe de días felices y sabe de días tristes. Por eso muchos de nosotros buscamos su acogida en todo momento, porque sabemos que ella vivió, el silencio del sepulcro y también la alegría que sobrepasa toda alegría, la alegría de la Resurrección.
Hoy nos preguntamos, ¿cómo hizo esta mujer para soportar el dolor de manera que no desfalleció ante la agonía y muerte de su hijo, en las circunstancias en las que murió? María seguramente pasó por dificultades, como todas las familias, pero no solo sabemos que se entrenó para soportar el dolor, su actitud de esperanza, soportó incluso a los esos discípulos temerosos y a esas mujeres expectantes en el día en que el Silencio se convirtió en la voz de Dios que retumba todos los confines de la tierra. Cuando vemos a María que siendo casi una niña, asumió con tanta entereza ante la invitación del Angel, con una posición de entrega, en la realización de una misión compleja y con tanta valentía; sabemos de lo que estaba hecha. Era una mujer extraordinaria, de esas que no es fácil encontrar, porque toda su vida se basa en la donación, en la aceptación de todas las dificultades y también de los días felices.

Hoy nos ha dicho el Papa, que “Entrar en el misterio pascual significa tener esa capacidad de asombro y de contemplación, de escuchar el silencio y sentir el susurro de ese hilo de silencio sonoro, en el que Dios nos habla”, pero ¿cómo puede ser el “silencio sonoro”?

En época de Navidad, llamamos a María “Madre del silencio y de la espera” y nos damos cuenta hoy en la celebración de la pascua, que María a pesar de todos los años que pasaron desde la anunciación del Angel, de todo el sufrimiento de Jesús en el Gólgota, siguió esperando en Silencio, firme ante su “sí” y valiente, como lo fue desde el comienzo. Es María, que junto con las mujeres discípulas de Jesús, se pone en marcha hacia el sepulcro, más allá del miedo, más allá incluso de la indiferencia y la pereza; al encuentro de la luz, al encuentro del misterio de Dios. Pero no con estruendos, no con mensajes a los cuatro vientos, como en el pasaje del Encuentro de Isaías con Dios en el Horeb: “No estuvo en el huracán, no estuvo en el terremoto, no estuvo en el fuego, finalmente, Dios se manifestó en una brisa suave, en ese “hilo de silencio sonoro”, del que hoy nos habla el Papa. Es María partícipe de esta Resurrección tan íntima entre el Padre, el Hijo y Espíritu Santo. María, que esperó como todas las mujeres de su tiempo, la llegada del Mesías, que esperó en su Seno con tanto amor y devoción, al Salvador del mundo; que esperó apartada y oculta, como fue la vida de su hijo hasta su manifestación entre los hombres. Que esperó al pie de la cruz a su hijo y que esperó hasta el día de la Resurrección, signo máximo de la Manifestación de Dios.

Ese es el signo del verdadero cristiano que nos muestra María, un cristiano con esperanza, con valentía, que sin importar el aparente “silencio de Dios”, espera como María. Un cristiano que no requiere de grandes estruendos para hacerse oír, sino que sabe que en Silencio habita Dios. María es un signo de contradicción para este tiempo en que se habla tanto, en el que estamos inmersos en infinidad de palabras sin sentido, en este tiempo de un silencio ensordecedor, cómplice ante las injusticias que retumba en los oídos del mundo. María enséñanos a ser como tú, la mujer paciente y valiente que espera la llegada de su Señor con la lámpara del amor encendido.

Hoy nos dice el Papa: “Todo esto nos enseñan las mujeres discípulas de Jesús. Velaron aquella noche, junto la Madre. Y ella, la Virgen Madre, las ayudó a no perder la fe y la esperanza. Así, no permanecieron prisioneras del miedo y del dolor, sino que salieron con las primeras luces del alba, llevando en las manos sus ungüentos y con el corazón ungido de amor. Salieron y encontraron la tumba abierta. Y entraron. Velaron, salieron y entraron en el misterio. Aprendamos de ellas a velar con Dios y con María, nuestra Madre, para entrar en el misterio que nos hace pasar de la muerte a la vida”

Gracias María, gracias por mostrarnos tu ser en la alegría y en la prueba, porque con esto nos muestras que el ser humano puede realizar grandes cosas, incluso a pesar de las dificultades. Gracias por mostrarnos la verdadera esencia de una mujer, esa mujer que es amor y ternura, pero que también es fuerza y entereza, esperanza y certeza de escuchar a Dios en ese “hilo de silencio sonoro”


domingo, 22 de marzo de 2015

Madre, Maestra y Reina


Si Jesús es el Camino que llega al Padre, María es el camino que lleva a Jesús. 
Las comunidades religiosas que conforman la Familia Paulina, fundada por Santiago Alberione y de las que más conocemos a las Ediciones Paulinas y San Pablo, tienen una advocación de la Santísimas Virgen muy bella, ellos la llaman la Reina de los apóstoles.
La imagen de esta advocación es muy bella y tiene un significado en todo su conjunto: María está de pie y tomado de los costados tiene al niño Jesus que está delante de ella. El niño Jesús, está en posición recta no recostado en su regazo, sino como haciendo el ademán de estar preparándose para dar sus primeros pasos. Es María presentando a su hijo Jesús. El niño tiene los brazos abiertos y una de sus manos está alzada bendiciendo, la otra tiene un manuscrito, un papiro enrollado, que simboliza la Palabra.

Esta imagen tan rica en significado, reúne la reflexión de hoy: María siempre presta a dar a donar, entrega a su hijo, no lo guarda para sí, no lo esconde sino que lo presenta al mundo. Ella que fue su madre, que lo amamantó, que lo vistió, que lo cuidó del frío o del calor, como todas las madres del mundo, también le enseñó a caminar y llegado el momento, lo tomó de sus costados y dejó que caminara solo.

María es madre, la madre que  nos cuida, que nos protege, que nos guarda del peligro y nos alimenta para fortalecernos día a día. Pero también es la madre que nos enseña a caminar, que nos “lanza hacia adelante”, como diría el Apóstol Pablo. No nos guarda para sí, siempre nos está enviando a recorrer ese camino de la Fe, que en últimas el camino de Jesús.  María no reemplaza la fe en Cristo, María es quién nos da la guía para recorrer ese camino, porque ella misma lo recorrió. Una madre, nunca dejará que sus hijos no tengan las herramientas para enfrentarse al mundo, por eso se ocupan primero de las necesidades básicas de sus hijos: los alimentan, los protegen de las condiciones exteriores. Pero también se preocupan de su educación, de darles a sus hijos un ambiente sano, donde pueda desarrollarse y crecer, no solo en estatura, sino también en Gracia.
Así mismo María, en este camino de la fe quiere que crezcamos, que cada día seamos mejores y más cercanos a Dios. Si llega el momento de crecer, no nos guarda en su regazo para siempre, frustrando nuestro crecimiento, nos lanza adelante, nos hace caminar.
Es así como se configura también la imagen de María como Maestra, pues ella nos enseña cómo ser mejores cristianos. Hay muchos que quieren relegar a María de la Fe, apartarla del plan de salvación, como si maría hubiese sido una persona más en la vida de Jesús. No se dan cuenta que así como María estuvo desde la concepción del Hijo de Dios, así mismo se configuró como la primera apóstol de su Hijo, pero no solo eso. Si vemos a Jesús con una estatura espiritual tan alta, con tanta humanidad, es porque eso vino también de su formación, formación que le dio María desde sus primeros años. María fue la maestra de Jesús en sus primeros años y también es nuestra maestra de la Fe. No saquemos la presencia de María de nuestras vidas, pidámosle a ella nos enseñe también, como amar y servir a Jesús.
Volviendo a la imagen de María en su Advocación de la Reina de los Apostoles, de las que les hablé al comienzo, el niño Jesús tiene un Manuscrito, porque él mismo el la Palabra de Dios, la Verdad absoluta. Aquí es donde tiene sentido toda vertiente mariana en la Iglesia, es María quien nos enseña a Amar a Jesús y es Jesús con su Palabra y su Vida, quién nos lleva a Dios.
Ahora bien, ya hemos visto que María es Madre y Maestra, entonces cuándo es Reina?. María es Reina, porque una vez Jesús Murió y Resucitó, ella no se escondió, sino que participó de la primera Iglesia, estuvo en Pentecostés y fue también el soporte de esas primeras comunidades que temerosas, se lanzaban en un camino de fe, que no fue fácil. Allí es donde María fue y desde entonces ha sido nuestra Reina. Por eso este movimiento de la Legión de María, está en orden de batalla y va de frente contra las fuerzas del mal, con su Reina en frente. María es para nosotros, la capitana, no luchamos por ella, luchamos por Dios, pero es ella quién nos muestra cómo debemos luchar, quién se pone de frente contra el mal y nos protege, pero también es quien nos lanza hacia adelante, quien nos anima, cuando desfallecemos, quien nos consuela, pero también quién nos enfrenta al mundo, claro no sin darnos todo su amor y su cuidado maternal.

Qué más esperamos de esta Reina, gracias Dios por darnos a María.

domingo, 15 de marzo de 2015

La ética de María


En  la semana pasada, recibí un seminario de Ética extraordinario, por un excelente catedrático y una gran persona, llamado Iván Cadavid. En este seminario, a través de un discurso muy lógico y coherente, con nuestra fe, él nos explicó como la ética es en definitiva la causa de la felicidad, no el placer, no la autocomplacencia, la ética. Esa felicidad, nos dijo es la consecuencia de tomar las mejores decisiones, de acertar con nuestros actos y de tener un “Buen espíritu”. La ética tiene que ver directamente con nuestra voluntad de decidir y enfrentarnos a las situaciones de la vida, formando nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, hasta nuestra inteligencia.

Me he preguntado desde ese día, si verdaderamente tomamos nuestras decisiones según nuestras circunstancias e incluso frente a un plan divino que rige nuestras vidas y sobre cómo saber si acertamos. Todo apunta a señalar que sí existe un plan, pero creo que no se trata afirmar o refutar este hecho, se trata de reflexionar sobre cómo hemos decidido en el pasado y si esto realmente nos ha hecho acertar. Incluso si pensamos, en el pasado pudimos decidirnos frente a otras situaciones que hubiesen cambiado nuestras vidas de forma drástica. Decidir no es fácil, porque no tenemos manera en la mayoría de las situaciones, de probar las otras alternativas que tuvimos enfrente.

Nuestra mente, como decía Santa Teresa, siendo la “loca de la casa”, vuela y trata de hacer conjeturas frente a nuestras decisiones  y en algunas ocasiones, hasta nos arrepentimos de las elecciones que hacemos, porque lo que dejamos atrás, era más importante de lo que pensamos.

Por ejemplo, se escucha mucho entre gente adulta que nunca terminamos casados con el amor de nuestra vida, con esa persona con la que congeniamos en todos los aspectos de nuestra vida, pero con la que definitivamente no se pudo establecer una relación que terminara bien. No hay manera de saber cómo sería si hubiésemos decidido quedarnos con otra persona, cómo saberlo si no tenemos la capacidad de viajar en el tiempo y cambiar nuestras decisiones para ver qué sucede?. Somos limitados, incluso hasta para entender nuestro destino.

Entonces, ¿cómo saber si nuestras elecciones han sido las mejores? Un día me encontré con la vida de nuestro hermano José Luis Rosero, de la Legión de María y supe a ciencia cierta, que a pesar de que en el pasado quisimos ser otros, lo que hicimos, realmente responde a un plan que escapa a nuestras manos, que nos supera, que nos trasciende. ¿Qué debemos hacer entonces?, arrepentirnos, pensar y pensar en lo que pudimos ser y hacer, en lo importante de ese amor que dejamos, aún si esa persona no sintió nunca lo que sentimos, incluso si nunca se enteró de lo importante que fue en nuestra vida y que su existencia salvó la nuestra?

Me hice esta pregunta y quise indagar en la vida de María, para tener alguna certeza, porque sus decisiones evidentemente estuvieron relacionadas de forma directa con Dios, con un plan de salvación dispuesto desde el comienzo de los tiempos.  El ángel le dijo a María: “No temas, porque has hallado gracia delante de Dios” Esta frase nos dice mucho sobre nuestras elecciones y las elecciones de Dios. María era una mujer maravillosa, fue durante toda su vida un ejemplo de mujer, fuerte, valiente, arriesgada, dedicada a su hogar, pero sobre todo fiel. Sin embargo, todo esto que ella era, no lo tuvo por arte de magia. Claro está, María era la “Llena de Gracia”, pero también supo encontrar esa gracia, porque cuando se está en el camino de la gracia, el Señor provee más gracia, de manera que se va configurando esa abundancia, que hace de nuestra vida, una camino a la felicidad.
¿Qué hacer frente a nuestras decisiones?, pues seguir decidiendo en un camino que no tiene retroceso, decidir avanzando, decidir con lo que tenemos, decidir con lo que somos y lo que podemos. Así lo hizo María, así lo hizo nuestro hermano José Luis, frente a una elección sacerdotal. Si me lo permite mi hermano legionario,  ponerlo de ejemplo, él es una prueba de que no podemos enfrentarnos a lo que no decidimos o no nos dejaron decidir, pero que al seguir en un camino de decisiones certeras, encontramos ese verdadero destino del que nuestro Dios es partícipe.

El camino del Señor, es un verdadero camino de Libertad, por eso debemos estar en él, porque sin importar qué decidamos, El hará de nuestras torpes decisiones un perfecto camino de salvación personal.  Tal vez lleguemos a pensar que decidimos mal, que abandonamos en el pasado lo que verdaderamente queríamos, pero la verdad, es que a ejemplo de María, debemos avanzar, seguir decidiendo, seguir tomando riesgos. ¿Y a lo que queda atrás?, con amor, con gratitud, decirle “adiós”. Nos queda entonces nuestro presente, la gracia que hemos hallado delante de Dios, para que tome nuestra vida imperfecta y la conduzca por nuevos retos, nuevas decisiones, nuevos horizontes.

¿Por qué amo a María, como sé muchos que nos escuchan a esta hora la aman?, primero porque ha sido cercana, porque su presencia maternal nunca me ha dejado, porque es tan humana y tan cercana a lo divino, que en ella, se hace realidad el plan de Dios sobre la vida de los hombres. Segundo, porque María obtiene la gracia divina siendo humana y configuró su vida en un camino que aunque ya planeado, no deja de ser maravilloso en las pequeñas decisiones que tomamos. Porque, qué pensar de una vida que no tiene error, que no tiene desaciertos?, que sería monótona, aburrida. En nuestra humanidad, nos encontramos con cosas maravillosas, con gente maravillosas que nunca dejaremos de amar, porque le dio a nuestra vida sentido, porque hizo de nosotros lo que hoy somos y lo que podemos ser, aunque ya no estén con nosotros, aunque ya no hagamos parte de sus vidas. Ese camino es el que debemos recorrer un camino de decisiones, que tratamos que sean las correctas, en un plan que se ajusta muchas veces y que en todas las veces es guiado por Dios.

Si la ética trata de las decisiones, las correctas, las incorrectas en la perfección de Dios, nuestros grandes aciertos y nuestros errores, en definitiva, nuestra humanidad atravesada por lo Divino, no deja de cuestionarnos cuál es la ética que debemos seguir, cual ejemplo de ética se ajusta más a nuestra vida?. Pues con toda la convicción pienso, que la que mejor se ajusta, es la ética de María, una mujer que halló gracia delante de Dios, es decir que trabajó para ser quien fue, a pesar de tener ya una gracia de parte del Altísimo. Que no solo se quedó con lo que el Señor le dio, sino que hizo un camino como lo hacemos todos, un camino que no siempre nos da alegrías y placeres pasajeros, sino un camino donde pones a prueba tu fuerza, la fuerza de tu espíritu, en el que quedarse quieto no es una opción, en el que mirar y quedarse atrás tampoco, un camino de luchas, de sacrificios, de grandes retos, pero que al final, despunta en un camino de salvación, en un camino cercano al Señor, un camino que nos lleva a la felicidad, esa felicidad del “Buen Espíritu” de la que habló Iván Cadavid, en esa charla de las que les comento al comienzo.


Nuestro espíritu se llena de gratitud en esta mañana por nuestro pasado y se llena de fuerza para continuar con nuestro futuro y nuestro destino. Gracias Iván por tus palabras, gracias hermano José Luis, por su ejemplo, gracias María, por ser nuestra compañera de camino, por ser la que nos lleva a Jesús, porque tu gracia nos toca y nos da certezas frente a nuestras incertidumbres.